Mariano el grande

Hoy, en todo Ancash y el Perú, los políticos usan la demagogia y el juicio de valor como armas. Pero antiguamente, hasta los ataques mediáticos gozaban de prosa y verso impecable.

Como ejemplo presentamos un controvertido caso, ocurrido durante los años 1868 a 1872, cuando Mariano Loli Florentini era un popular político ancashino.

El político Mariano Loli

De familia huaracina aristócrata, don Mariano ingresó a la política en 1851 como representante de la provincia Huaylas en la Cámara de Diputados.

Años después, en 1858, con la división de las provincias Huaylas y Cercado Huaraz, fue elegido diputado de Huaraz.

En 1868, sus años de experiencia valieron para ocupar una senaduría por el departamento Ancash. Y es en ese cargo donde ganó mucho resentimiento con los habitantes de Huaylas.

Mariano, el grande

Y es que, como senador mostró rechazo a la creación del colegio 2 de Mayo de Caraz. Pues Mariano Loli recibía las rentas de terrenos asignados al nuevo colegio.

Su actitud creó rechazo en muchos pobladores de la provincia Huaylas, que defendían el proyecto de creación del diputado Javier Ramírez y senador Ambrosio Mejía.

Aún con la negativa constante del influyente político, el colegio caracino fue creado. Su actitud acentuó la gran desaprobación de los electores huaylinos.

Así, en 1872 postuló a la senaduría del departamento una vez más. Estuvo muy cerca a ser elegido gracias a algunos votos de huaylinos.

Hecho que produjo una batalla mediática entre simpatizantes y detractores dentro de la provincia.

Cartas, aclaraciones y sonetos

Como es típico en el caudillismo o politiquería ancashina, el fracaso electoral de Mariano Loli despertó una serie de publicaciones en diarios y pasquines.

Algunos huaylinos que apoyaron su postulación. Publicaron una carta abierta de indignación con las siglas ARL, cuyo autor o autores desconocemos. Entre líneas, el documento decía:

“Profunda indignación en el ánimo de los electores amigos de la provincia de Huaylas por su no proclamación como senador.

Resaltamos sus cualidades de trabajo durante 20 años como representante ante el Parlamento Nacional y como reconocimiento de su gratitud, el pueblo puso de manifiesto sus votos en dos colegios electorales”.

La respuesta no tardó, en diarios y pasquines respondieron con otra carta llena de ironía:

“Al señor Mariano Loli, el grande:

Sería una injusticia notoria, una ingratitud, si vuestros codepartamentanos de Ancash no confesáramos, como desde luego lo hacemos, puestos de hinojos ante vuestra bondad y grandeza, los inmensos bienes y los inefables goces que nos habéis proporcionado con vuestra diputación y senaduría hasta el extremo de que la felicidad entre nosotros está ya demás; pues nos sucede con ella, lo que en todas las cosas de este mundo, cuando son en mucha cantidad y de todos los días llegan a causar fastidio, y, en las personas de temperamento bilioso, hasta nauseas, señor don Mariano. Y, en efecto, ¿qué han sido a vuestro lado los demás diputados y senadores que nos han representado en las cámaras? Unas hormigas, a lo más, comparadas con el elefante. Pero, ¡qué decimos con un elefante! No señor: con un mastodonte. Tampoco es proporcionada la comparación: con un megaterio. Sí señor: Vos habéis sido un megaterio entre esas hormigas. Vuestro talento en la tribuna parlamentaria ha dejado siempre estupefacto y boquiabierto a vuestro auditorio y hay quienes aseguran que muchos diputados se quedaban dormidos en fuerza del asombro y admiración que les causaba vuestro pasmado talento, vuestros ciceronistas discursos.

… Y negando también que vos sois el hombre más popular y el único llamado a representarlo al Congreso eternamente y por todos los siglos; pero no hagáis caso de eso señor don Mariano. Los perros ladran también a la luna…

Vaya por conclusión, la siguiente finesa que os suplicamos queráis admitir como una pequeñísima muestra de gratitud por lo mucho que os debemos:

A Mariano, el grande

Desde que el país se hizo independiente

hasta que hemos escrito este soneto

tú, nuestro diputado el más completo

has sido el más grande y prominente.

 

Así lo dice toda nuestra gente,

aun los que ignoran hasta el alfabeto,

 y al fin ya han encontrado un epíteto

con que calificarte dignamente.

 

Su defensor le llama valeroso

muy bien dicho; y nosotros te aclamamos

el primero entre nuestros paladines,

el orador más hábil y pasmoso;

y a los que se te opongan les llamamos

unos grandes follones malandrines.

 Todo el departamento de Ancash”.

Con ese estilo, hoy la variada y pintoresca política ancashina sería al menos divertida y más digerible.

Notas del segmento Anécdotas:
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