Un palacio llamado Catiama

Leodán Abanto y sus alumnos del colegio ``Mario Augusto Soriano Infante``

Adoptan este artículo.

Sabemos que José Kimmich, arqueólogo y autodidacta alemán, visitó la provincia Huaylas para dejar registros exquisitos sobre su riqueza arqueológica.

En una de sus crónicas describe un palacio incaico llamado Catiama, ubicado en el distrito Santa Cruz, muy cerca de Cupra, delante de los cerros Cholín y Pucaraju.

¿Cómo era Catiama?

Imagen: Leodán Abanto Valerio.

En otros relatos continuó describiendo la belleza del palacio, hoy prácticamente perdido.

Kimmich afirmaba que los palacios y viviendas comunes del Callejón de Huaylas tenían forma piramidal, de una altura de 4 a 5 metros, de 10 metros de largo y 5 de ancho.

El tipo de arquitectura lo comparaba con Wilcahuain (Huaraz): casas de 2 o 3 pisos sin gradas, con techos de piedras, muchos cuartos en cada uno de sus pisos.

Catiama además, según relatos de Kimmich, tenía en las paredes exteriores adornos con figuras escultóricas.

Como las fachadas de Pumacayán (sitio puesto recientemente en valor) y el antiguo cementerio del barrio Belén en Huaraz.

Qué significa Catiama

Según indagación de Kimmich entre los pobladores de Santa Cruz, “cati” quiere decir: “sigue”, y “ama” significa: “no”.

De modo que significa: “no me sigas”, “no vengas aquí”. Catiama, al final de cuentas, era un lugar de difícil acceso por su naturaleza y sus defensas.

Su importancia

Para el arqueólogo alemán, Catiama era el palacio más interesante por lo menos del Callejón de Huaylas.

Es necesario mencionar que recorrió más de un año buscando sitios arqueológicos de la zona, guiado por relatos de campesinos.

Aquí transcribimos sus razones, rescatados de sus invaluables apuntes sobre Catiama:

“En estas últimas semanas he escrito también sobre el origen de las antiguallas de Chavín de Huarás. Pero nunca he dicho que las había descubierto, pues hubiera sido una grosera mentira”.

 “Este Palacio es, pues, el más interesante, no digo “el más bello”, porque sería mentira; pero si el más descomunal por poseer sus caras adornadas de esculturas…”.

“Se conocen templos y palacios pintados de rojo o amarillo en Chan Chán, Pachacamac, Chincha, pero adornados de esculturas no existen ya”.

“… No sabía bien cómo colocaban sus esculturas en las casas. Aquí Catiama nos enseña la manera como estaban colocados, en qué puntos y a que altura”.

“Ya no se puede decir que los Palacios peruanos carecían de adornos escultóricos, sino hay que admitir que ciertos curacas tenían necesidades estéticas, poseían el sentimiento de belleza, que satisfacían de manera casi moderna”.

Imagen: Leodán Abanto Valerio.

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