Mito del Cañón del Pato

Estudio contable y jurídico Pajuelo Llorente

Ellos adoptan cultura

Institución Educativa Niño Jesús de Praga

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El dios Pachacamac, queriendo dar muestra de su gran voluntad a sus súbditos, decidió crear el Callejón de Huaylas con un inmenso lago que abarcaba desde Conococha hasta Colcas, un ambiente con clima especial y especies de los tres reinos naturales, alimentado por un anillo de nevados.

Para proteger a los habitantes, formó un dique de sólidas rocas que iniciaba en Huallanca y llegaba hasta el Océano Pacífico, esa formación originó una zona con cálido clima. La creación de Pachacamac era un verdadero paraíso.

Dos hábitats

El lago otorgaba a los pobladores una gran cantidad de peces y algas, ellos tenían todo a su disposición para subsistir, además los extremos del lago estaban adornados de pomposos bosques.

Los que vivían en la zona rocosa gozaban del cauce de la laguna, que ayudaba a la producción de árboles frutales y una gran variedad de vegetales.

El enfrentamiento

Con el pasar de los años, surgió la discordia de los hombres. Los que vivían en la zona cálida codiciaban a los que vivían en las orillas del lago, hasta que decidieron enfrentarse en largas batallas sangrientas para invadir sus tierras.

A su vez, los habitantes del lago ofendían constantemente al dios con fiestas libertinas y adoración a otros dioses.

Cordillera Blanca y Negra

Pachacamac frente a tanta ingratitud decidió castigarlos y destruir su hermosa creación. Partió en dos el dique de rocas sólidas que contenía el lago y el agua arrasó todo lo que encontraba a su paso, así originó dos cordilleras y un gran río que hoy es llamado Santa.

La cordillera occidental fue privada de nevados y la llamó Negra, la orilla oriental de esa gran grieta la llamó Blanca a la que dejó una cadena de nevados con muchas lagunas.

El dios enfurecido privó a la Cordillera Negra de vegetación y agua dulce, convirtió las tierras en estériles y quitó acceso directo al río Santa.

Cuando los pobladores de la Cordillera Blanca pensaron que iban a ser los privilegiados, Pachacamac les aclaró que las lagunas serían la destrucción paulatina de sus pueblos.

Condenó a las dos cordilleras a nunca más tener la posibilidad de volver a juntarse, ni siquiera rozar sus orillas al final de la trayectoria del río Santa. A ese último trecho del castigo divino lo llamamos Cañón del Pato.

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